¿Cuantas veces nos pusimos a pensar lo que recibimos de nuestros padres biológicos?
¿Muchas? ¿Una, tres, alguna vez que recuerde…?
Veamos toda la lista que se nos pueda ocurrir, para respondernos esta pregunta. Que parece tan simple, pero no lo es…
Dejemos de lado nuestros estados emocionales, provenientes de situaciones ya pasadas. Porque si son del pasado, de mi niñez o de mi adolescencia. ¿ME SIRVEN AHORA, HOY?
Si nos dejamos influenciar por esas experiencias, aunque aún las vivamos, nos ciegan, nos condicionan, nos paralizan y no salimos del lugar de “VICTIMA”, donde nos colocamos.
Obvio que ¡Inconcientemente!
Si busco atrás un hecho, que “YO VIVI” como doloroso. Si lo proyecto en una imagen 3D.
Y si me permito y busco Verme, como también Ver la totalidad, en esa imagen…
¿QUÉ VEO? Una realidad totalmente diferente…
¿PORQUE? Porque somos nosotros, los que partiendo de un sentimiento no resuelto, le damos forma a una emoción o a una idea.
Porque somos nosotros, los que seguimos mirando con enojo, sin darnos cuenta que ya no somos esos inmaduros, inseguros, miedosos, incapaces de hacernos cargo de nosotros mismos.
Porque en realidad, nos enojamos con nosotros mismos, por alimentar nuestro propio engaño, culpando al otro por nosotros.
Porque, aunque inconcientemente temíamos no ser queridos y aceptados por elegir diferente de ellos (nuestros padres y/o nuestro sistema). Nunca fue, ni es real ese parecer. Es nuestro miedo a perder la Pertenencia al Sistema, lo que nos da miedo y nos condiciona.
No es elegir lo diferente, lo que nos pone en conflicto con el sistema. Sino, nuestro desafío inconciente hacia él, por elegir diferente. Por creernos diferentes y mejores…
El Dr. Reinald Schiestel (Científico, Médico, Cirujano Ortopedista, PNL, Reikista y Chamán), de origen Austriaco. Nos dice: “De “cada uno de nuestros padres Biológicos, recibimos el 100% de los cromosomas que ellos recibieron. Y corresponde a su 200% heredado de sus propios padres. Quiere decir que nosotros, recibimos un 400% de abuelos, 800% de bisabuelos, etc., etc.
El hijo, debe elegirlas libremente dentro de ese 200% de opciones y ver como puede sobrevivir con ellas. No importa que para vivir, para nacer, para darle forma a nuestro cuerpo, ya hayamos tenido que elegir una combinación, programar y mostrar nuestro 100%. Detrás de cada cromosoma, está a disposición su opuesto o diferente, para que yo elija, desde mi las opciones de programación. Hoy y siempre mientras viva.
Si bien nuestros padres están en nosotros, o como diría el Dr. Reinald, nosotros “somos” nuestros padres. El padre no puede comprender la parte de la madre en el hijo/a y a la inversa, la madre no puede comprender la parte del padre en el hijo/a.
Nuestros padres biológicos, están para darnos La Vida. “¡MI VIDA…!” Esta es la diferencia. Mi vida ya es MIA, desde el mismo momento en que ambos, en sintonía con una fuerza mayor y al servicio de la VIDA. Cualquiera sea la energía que los atrae y más allá de las circunstancias que vivan en lo individual, o en pareja, logran la perfecta unión, para que en el momento justo de entrega mutua, se plasme el Amor en el hijo.
Cuando cuestionamos, negamos, o no reconocemos a uno o ambos de nuestros padres Biológicos.
Estamos negando nuestra personalidad, no somos lo que pensamos que somos y lo que son los otros. Creemos que podemos romper las relaciones para hacemos mas fuertes y nos debilitamos.
Cuando rechazamos o no reconocemos nuestras Raíces Ancestrales, negamos nuestro ADN, negamos lo que está en nuestros genes. Estamos en graves problemas con severas consecuencias.
Por lo que vemos y hablamos, es obvio que no somos capaces de hacernos cargo de nuestra propia vida y responsabilizarnos por ella.
Será que lo obvio no es tan “OBVIO”, cuando de TOMAR LA VIDA SE TRATA…
Norma García “Zogi”